Foto retrato: Mariano León, Perú, 1976

Mariano León

Mariano León es un multifacético artista peruano, formado en prácticas circenses, como coreógrafo, performer y devenido en artista visual.
Su trabajo multidisciplinar explora las vinculaciones entre las culturas ancestrales andinas y el mundo contemporáneo. Estos vínculos no son lineales ni recíprocos, más bien buscan desde la activación del pasado mítico e histórico claves que den respuesta a la crisis y el desconcierto actual. Una indagación en el pasado para encontrar respuestas al equilibrio perdido con el ambiente, donde la sustentabilidad ancestral colocaba a las personas dentro de un sistema de manera armónica y sinérgica.

Su obra ha revisitado elementos de la cultura andina que superan el tópico ilustrativo y analógico, para darles una mirada que activa objetos a través de la interacción performativa de sujetos colectivos, los cuales dan cuenta de ese deseo por un recorrido situado en unos paisajes culturales que se originan en el desierto, el altiplano y los valles andinos.

En esa línea ha trabajado con la intervención activadora de la monumentalidad del intihuatana, voz quechua que significa “el lugar donde se amarra el sol”, y cuya materialidad pétrea era usada como reloj solar. Al mismo tiempo que incorpora la danza en el uso de unos monumentales khipus, donde el ritual repite todo lo que de creativa pueda ser la certeza de su escape, movimiento y fuga. Al cambiar la escala de un objeto que se manipula, el khipu ancestral, a un objeto que interpela e incluso rodea al cuerpo, el observador se convierte en cómplice de un cálculo que ya no es utilitario y se abre a otras dimensiones sensibles de la medida del cuerpo en relación con el lugar.

En esta muestra está presente su obra “Quipu Linaje Inka”, la que utiliza una imagen genealógica, que desplaza el tradicional esquema arborescente occidental, por un khipu de fibra vegetal que se despliega como ofrenda de su propia ancestralidad. Identificando los reyes Incas Tupac Amaru, Sayri Tupahq y Titu Cusi Yupanqui, supervivientes más allá de la invasión europea hacia fines del siglo XVI, como acto de desacato a las narrativas canónicas de una América que se reconoce desde una construcción identitaria alterna, en que los sujetos reconstruyen el deseo de comunidad más allá de las jerarquías y dominios sobre el otro, posibilitando un nosotros solidario con las generaciones futuras.