Un camino para conocer,
comprender y saborear las tierras de los Incas

Filippo M. Gambari ♱
Director del Museo delle Civiltà (Museo de las Civilizaciones)

En los últimos años, los principales promotores culturales y también muchos operadores turísticos han comprendido que el modelo más adecuado para proponer un turismo generalizado e «inteligente», orientado a profundizar en el conocimiento de los que reconocemos como tesoros de la Humanidad, en admirarlos en su justa dimensión y no «consumirlos» visualmente en pocos momentos.

En aquellos polos de atracción masiva, hay que privilegiar alternativas sostenibles y respetuosas del territorio, para evitar la concentración apresurada de grandes flujos de personas, a través de la creación de itinerarios temáticos y, cuando es posible, de verdaderos «caminos» o rutas que promuevan   un turismo lento y respetuoso, interesado ante todo en comprender y disfrutar, más que “consumir” velozmente para “marcar” la visita como un número más en un cuaderno de viaje.

Naturalmente, esto también constituye un tema a debate en Italia, donde se empiezan a valorar los efectos del rechazo que un flujo excesivo de turistas produce en los residentes del territorio, fenómeno que se repite en las principales ciudades italianas ricas en patrimonio artístico e histórico. Esta reflexión probablemente se enriquecerá con fuerza renovada y motivos más contundentes en la inevitable reorganización de las políticas turísticas internacionales, tras la crisis provocada por la pandemia del Coronavirus, cuyas consecuencias solo se empiezan a vislumbrar ahora.

Es por ello que, la ruta del Qhapaq Ñan constituye una elección muy oportuna, construida a través de un largo debate entre los seis estados promotores, que se inició oficialmente en 2003, y que condujo en 2014 al reconocimiento por parte de la UNESCO del Qhapaq Ñan como Patrimonio de la Humanidad, de «valor universal excepcional».

Extendiéndose a lo largo de más de 30.000 km de itinerarios, con desniveles de hasta 6.000 metros, esta red de caminos, construidos a lo largo de cuatro siglos, fue    fundamental para el Imperio Inca, que   reutilizó caminos anteriores y unificó, a través de un esfuerzo descomunal, las infraestructuras de comunicación que conectaban más de 5.000.000 de kilómetros cuadrados de territorio. en su mayoría en uso todavía hoy,

Seis estados de América Latina se unieron en un gran esfuerzo organizativo y diplomático, poniendo en marcha varios talleres entre 2017 y 2018 para estudiar y definir el impacto patrimonial, la conservación de las estructuras de piedra, las directrices del plan de preservación y, en general, para afinar todos los complejos aspectos organizativos y de gestión de tan vasto, articulado y extendido «objeto de protección y valorización».

Hasta la fecha, este extraordinario proyecto sigue siendo de características únicas e incomparables y se considera cada vez más un modelo a escala mundial, además de demostrar un profundo valor en términos de cooperación política.

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A modo de comparación, la extensión máxima del Imperio Romano alcanzada en el siglo II d.C. es de unos 5.000.000 de kilómetros cuadrados, con una red de carreteras de unos 100.000 km, pero realizada a lo largo de al menos ocho siglos. Por lo tanto, los datos son totalmente comparables, con excepción de la altimetría. Mientras que la red romana se basaba en la rueda y en las cargas, incluso sustanciales, de los carros tirados por caballos o ganado, la red inca aprovechaba al máximo la intermodalidad de las cargas limitadas, que podían pasar fácilmente de los portadores humanos a la mochila de una llama o a la limitada capacidad  de una piragua, con rutas extremadamente empinadas y escalonadas, en su mayoría cortadas en la roca, hasta alturas asombrosas, y  puentes sobre abismos vertiginosos que se construyeron y mantuvieron con materiales endémicos y flexibles, y con conocimientos técnicos y  de ingeniería,  no menos asombrosos y tan duraderos como las construcciones romanas de piedra.

Proponer el Qhapaq Ñan en el Museo delle Civiltà (Museo de las Civilizaciones) de Roma significa, por tanto, no solo tratar de superar el tradicional enfoque museístico de las culturas y civilizaciones, a veces demasiado centrado en los objetos, intentando sugerir una visión más amplia que corresponda a las increíbles dimensiones de ciertas manifestaciones culturales, y  sobre todo la invitación a una  apasionante  mirada, más consciente,  de las comunidades que hoy representan no solo a los herederos de este extraordinario patrimonio, sino también los intérpretes, los gestores,  responsables e innovadores de su actualidad y conservación, proponiendo una visita remota, inevitablemente resumida, pero basada en el convencimiento de que para muchos puede convertirse en una invitación  para planificar una visita real más informada, profunda, responsable, empática y respetuosa a estos extraordinarios territorios que tanto nos pueden inspirar todavía.

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Presentación

Qhapaq Ñan,
El gran camino de los Andes

Antonella Cavallari
Secretario General IILA

La IILA – Organización Internacional Ítalo-Latino Americana pone en marcha un proyecto innovador para Italia, que representa todas las áreas que coexisten en esta organización, a saber, la cultural, la socioeconómica, la técnico-científica y la de cooperación al desarrollo.

Se trata de la exposición dedicada al Qhapaq Ñan, el gran camino de los Andes, el sistema vial andino creado por los incas sobre la base de infraestructuras preincaicas, cuyas ramificaciones cubren seis países de América Latina: Argentina, Estado Plurinacional de Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador y Perú, sumando más de 30.000 kilómetros. Este Camino atraviesa una de las zonas geográficas más extremas del mundo, desde las cumbres de 6.000 metros de los Andes, pasando por áridos desiertos y selvas tropicales, hasta las costas.

Todavía hoy, el Camino Inca, potente medio de comunicación, es objeto de estudio en los más diversos ámbitos (arqueológico, ingenieril, histórico, antropológico y patrimonial), ya que sigue cumpliendo, como lo hizo durante siglos, su función de medio de comunicación entre comunidades, favoreciendo los intercambios económicos y culturales, al igual que las grandes vías consulares del Imperio Romano.

El Qhapaq Ñan fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2014, gracias a un complejo proceso de cooperación cultural entre los seis países: en este sentido, es el único caso en el mundo de construcción de una narrativa colectiva y conjunta. Este proceso es narrado por Nuria Sanz, coordinadora del proyecto de candidatura del Camino como Patrimonio Mundial, experta en la materia y principal impulsora del Qhapaq Ñan, destacando el trabajo colectivo realizado por las seis Secretarías del Qhapaq Ñan y la UNESCO.

La exposición, con la variedad de temas abordados, representa una oportunidad única para conocer el territorio del Qhapaq Ñan desde diversas perspectivas, teniendo en cuenta los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas, que la IILA, siendo también Observador de la ONU, persigue en su trabajo: promover el crecimiento sostenible haciendo hincapié en el turismo responsable, la salvaguarda de las comunidades, el patrimonio inmaterial y los conocimientos ancestrales, el estímulo a la innovación, el desarrollo de la seguridad alimentaria y la agricultura sostenible, la cooperación entre países, la arqueología, la historia, la artesanía, el arte contemporáneo, la fotografía y la ciencia.

Todo esto es “Qhapaq Ñan, El gran camino de los Andes”.

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Demostrando que el Qhapaq Ñan es un patrimonio vivo, que combina pasado, presente y riqueza simbólica, el arte contemporáneo pone el contrapunto a los saberes ancestrales, mostrando cómo estos y la cosmovisión andina han inspirado obras de artistas como Gracia Cutuli (Argentina), Joaquín Sánchez (Estado Plurinacional de Bolivia), Cecilia Vicuña (Chile), Gabriel Vanegas (Colombia), Estefanía Peñafiel Loaiza (Ecuador), Mariano León (Perú). José de Nordenflycht, historiador y crítico de arte, experto en patrimonio en relación con la producción contemporánea, es el curador de esta sección de la exposición. Una mirada igualmente contemporánea, pero desde la perspectiva de la fotografía documental, se encuentra en la crónica visual del fotógrafo chileno Claudio Pérez, que contribuye a la exposición con una serie de retratos de los rostros del Qhapaq Ñan.

Para la realización de este proyecto, la IILA cuenta con la colaboración de los seis países implicados, a través de sus respectivas Embajadas y de las Secretarías Técnicas del Qhapaq Ñan; del MuCiv – (Museo delle Civiltà), que acoge la exposición y presenta una selección de su patrimonio arqueológico procedente de los yacimientos del Qhapaq Ñan; de la AICS – Agenzia Italiana per la Cooperazione allo Sviluppo, que trabaja en los territorios del Camino para salvaguardar, poner en valor y documentar el patrimonio material e inmaterial; del CIDAP – Centro Interamericano de Artesanías y Artes Populares, que muestra cómo la artesanía contemporánea representa un legado vivo de la cultura latinoamericana; del ICCROM – International Centre for the Study of the Preservation and Restoration of Cultural Property, que, gracias a las imágenes tomadas por Alva Balderrama, nos devuelve la fascinación del Qhapaq Ñan de los años 70-80; de los promotores y ejecutores del proyecto INCAmmino, para el desarrollo económico de las comunidades rurales; del CNR – Consiglio Nazionale delle Ricerche, que con la exposición «Machu Picchu más allá de lo visible», realizada en colaboración con la Universidad de Varsovia, ilustra cómo la tecnología más avanzada en geofísica se aplica a la arqueología.

El Qhapaq Ñan es un espléndido modelo de integración, que debe ser valorado y reproducido en clave contemporánea, en un momento en que la suma de esfuerzos es imprescindible para afrontar los retos globales, más aún en tiempos de pandemia. El Qhapaq Ñan, con su conformación y las buenas prácticas de cooperación internacional que lo llevaron a ser Patrimonio de la Humanidad, nos recuerda que el trabajo en red, más allá de las fronteras nacionales, es sinónimo de crecimiento social y cultural.

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Qhapaq Ñan.
Lavoro collettivo, momento di sintesi.

Rosa Jijón
Comisaria de la muestra “Qhapaq Ñan, el gran camino de los Ande“

Esta muestra es el resultado de un trabajo colegiado que pone en evidencia el espíritu de fortalecimiento de redes y colaboración que ha caracterizado la actividad de esta Secretaría Cultural IILA. Se trata de un esfuerzo común, llevado adelante por los países atravesados por el Sistema Vial Andino: las representaciones diplomáticas, secretarías técnicas, funcionarios públicos, expertos, artistas, historiadores, comunicadores y diseñadores.

“Qhapaq Ñan” es el momento de síntesis y cierre de mi gestión iniciada en junio de 2016 y terminada el 31 de diciembre de 2020, y abarca todos los ámbitos de acción de promoción, divulgación y de la cultura de América Latina en Italia y Europa.   Es así mismo ejemplo de un nuevo modelo de gestión IILA, que conjuga la cooperación al desarrollo con la producción cultural hacia la consecución de los objetivos de desarrollo sostenible de la agenda 2030 de las Naciones Unidas.

Roma, ciudad símbolo del patrimonio mundial y antiguo Imperio, se vuelve la sede natural de esta muestra sobre el camino de los Andes, sus habitantes y su herencia contemporánea.  El proyecto de exposición, iniciado en mayo de 2019, pone en diálogo un conjunto de quehaceres y saberes para restituir al público de Roma y de Italia, una idea contemporánea sobre la importancia del patrimonio mundial del que somos guardianes y las oportunidades de cooperación que se activan en este trayecto. Detrás de esta muestra está un equipo de excelencia cuidadosamente seleccionado desde IILA que ha tenido un equipo igualmente comprometido y profesional en la casa que nos hospeda, el MUCIV.

No sería posible recorrer esta vía sin la labor rigurosa, permanente, crítica y apasionada de los miembros de esta familia Qhapaq Ñan en Roma: Giulia Candelori, Francesca Faiola, Roberta Forlini, Martina Spagna, a quienes va mi agradecimiento y felicitaciones.