Estefanía Peñafiel Loaiza, Ecuador/Francia, 1978

Estefanía Peñafiel Loaiza

Estefanía Peñafiel Loaiza es una artista visual ecuatoriana con formación en Quito, Lyon y París. Su trabajo refiere sutilmente a las paradojas de la invisibilidad en los signos sometidos a la subalternidad del poder. Las borraduras, las desapariciones, las cegueras y las ausencias son parte de la poética que coloca a sus obras en una dimensión cuya estrategia visual se despliega delicadamente entre sus vacíos aparentes.

A partir del sentido de su trabajo ha sido convocada a esta muestra sobre el Gran Camino de Los Andes, ya que si bien los Incas fueron el último sistema de organización humana que hubo en Los Andes antes del proceso de colonización europea del siglo XVI, la proyección de la cultura andina atraviesa temporalmente la época Colonial y Republicana, llegando a nosotros con la tarea de ser interpretada develando su continuidad y vigencia.

Para esto la artista ecuatoriana en su obra cita la iconografía del cronista Felipe Guamán Poma de Ayala (1615) en un episodio que narra un aparente intercambio de productos entre los habitantes andinos y los conquistadores españoles, en cuyo texto la traducción de la frase en quechua que sale de la boca del inca es la pregunta «¿ustedes que comen?», a lo que el conquistador responde «este oro comemos».
El dibujo desplaza su soporte desde la página del libro ilustrado para ocupar un muro en una escala monumental. Esta operación visual además descalza el significante material del trazo, utilizando chocolate procesado en Europa con el ingrediente de cacao original cultivado en Ecuador.

El grano de cacao es el simiente de la mancha que se opone a la superficie, señalando en esa difícil permeabilidad la porosidad refractaria de un muro, en la cual la imagen resultante es el fragmento de una cartografía secreta de cuerpos que se confrontan en un gesto de ofrenda y hospitalidad, lo que matiza la binaria imagen de subalternidad política, donde el mestizaje opera como la realidad de un nuevo mundo que se reconoce en el intercambio de sus preexistencias.Ese diálogo con el que la artista construye la mancha pictórica a través del chocolate usado como significante, evidencia la tensión entre la valoración y el rédito de lo que resulta más preciado para cada cual como evidencia de la compleja relación entre la presencia en tiempo real de una ausencia venidera provocada por el extractivismo radical del europeo en los territorios andinos.